martes, agosto 31, 2010

Un día en la Vida.

Por Danny RG

Cuantas veces hemos dicho: yo estoy orgulloso del lugar del que soy, o el lugar aquel donde vivo. A veces si, a veces no. Tal vez en un instante con amigos o tal vez desconocidos. Con unos tragos de más. Creo que con el tiempo muchos han pensado: es bonito vivir en Infantas. Gente de toda clase social, razas y costumbres. No recuerdo exactamente en que año llegamos a este nuestro pueblo. Mi padre ya vivía allí. Nuestros primeros pasos en esas tierras, aquel pequeño lugar donde residimos, en la conocida calle nueva, aquella estrecha calle, donde hice muchos amigos que han quedado en mi memoria, y otros que realmente ya no recuerdo y olvide por el efecto tiempo. Mis padres, mis hermanos y yo, somos de Chiclayo. Más aún en eso, nos sentimos, limeños de adopción, e infantinos, por decisión del destino.

Esos días de Infancia, en esos que nada del mundo te preocupa, solo el crecer. Vamos a ver, si no me falla la memoria ahora. Quien no se da cuenta del pasar del tiempo, ahora ya no existe aquel local, que albergaba al club Leonidas Mendoza, allí donde casi los mayores, timbeaban, al igual que el otro local cercano del club Carlos Moreyra. Aquellos equipos que salían fuera del distrito, para jugar en ligas "foráneas" dejando en alto el nombre de su pueblo. Más allá de la expansión demográfica. Infantas, siempre sera un pueblo, con el mismo matiz. Los amigos del barrio, de la av. 25 de enero, allí recuerdo a mis primos, la familia Guzmán, a la familia Goycochea (amigos de toda la vida), a los Uceda, más abajo esta la ampliación, donde tengo más amigos, como Jorge Chapoñan, que fue mi compañero de clases, a Panebra, Fernando, y mi tocayo Danny. Hay mucha más gente, que ya ni recuerdo sus nombres, tal vez sus caras, si eso; tal vez ellos me diran hola y a mi mente vendran los recuerdos. También, como no olvidar a Kiko, Fabio, a Yul, quien vivia cerca de casa, pero yo no lo recordaba. La familia Cotrina, los Huaman. Aquellas fiestas de la Virgen de las Mercedes, que tenia su gruta en la entrada, ya con el tiempo cambio de lugar. Esas yunsas. Una vez hicieron una sola para los menores.

Ya el tiempo nos llevo a salir de allí, no lejos, seguíamos ligados al pueblo. Casi todos cursamos estudios en el ya viejo colegio nacional. Más allá de comparar lugares, creo que no podríamos, tal vez hacer lo mismo con Infantas. No se, ese matiz, que le da el color de su gente, nativa, oriunda, o llegada después, como lo hicimos nosotros. Quien no se ha jugado sus pichanguitas en la loza de Infantas. Participar de esos torneos de verano. Duras batallas en esos metros cuadrados de cemento. O se ha quedado fuera de la casona a escuchar y contar historias. Quien dira: yo no me columpie en esos juegos.que aún se mantienen, los queridos columpios. Todos lo hemos hecho. Una vez nos quedamos sin ir a clases, por quedarnos alli, jugando y luego terminamos jugando fulbito de mano. Tenía 9 años y conmigo estaba mi gran amigo Walter "casitas", gran amigo.

Quien se acuerda de la panadería, de esa señora de rasgos orientales, si hacían un pan frances muy rico. Y las melcochas. Esa pequeña plaza, donde ahora hay una iglesia evangelica y se llena de gente realmente nunca has visto. En una esquina estaba Valerio. Tengo suerte de haber crecido allí, no me puedo quejar, para nada. De pequeños, mi viejo nos mandaba a cortar el pelo donde el señor Pariasca. Quien no se ha cortado el pelo ahí. También quien no se atendió alguna vez en aquella posta medica, que ya nunca más volvió a funcionar. Esa que estaba en la esquina. A mi barrio el "Villa Fernando" al que llaman "el inva", creo que es una parte más de la explosión demográfica que sufrió Infantas. Mucha gente llego, no se, si en ellos hay una cuestión de orgullo, con lo que es su pueblo de adopción. No lo se.

A aquella gente que ya no están, amigos de mi padres, como la señora Gloria, Minetto, para mi una gran señora, al tío "rico" Romero, el tío "gato" Merino, que tambien eran compañeros de trabajo. Aquellas noches de timba de mi viejo, bueno hasta ahora son. Cuando íbamos los domingos a Puente Piedra, a ver jugar al "Leonidas Mendoza", En fin, muchos recuerdos, que me quedo corto, escribir de Infantas, es aportar horas y horas, y no es suficiente una sola entrada de un blogger.

Aunque muchas veces, me he sentido mermado, por la poca atención de las autoridades hacia nuestro pueblo. La poca confianza hacia nuestros sueños. Algunas veces vemos lo malo, lo peor que podíamos tener, y no vemos lo bueno que podemos rescatar, los malos habitos, esas costumbres que tenemos que variar para bien. Cuando preguntan, te sientes orgulloso de ser de Infantas o te gusta vivir en ese barrio, y uno un poco avergonzado calla, y piensa: Muchos vagos, mucho vicio. Pero realmente hacemos algo por ayudarlo a cambiar. Tratemos aunque sea un poco. No es mucho pedir. Por el bien de los nuestros y por lo que vendrán, y cuando veamos esos frutos, hinchemos el pecho de orgullo, si soy de ahí, ese es mi barrio, con orgullo. Al salir de nuestras tierras, extrañamos. Al salir de nuestras tierras pensamos en lo que pudimos hacer. Nunca es tarde. En fin, el caso es que me crié en ese barrio, mi lugar, y ahí conocí a mis amigos, y a aquella chica que nunca pude decirle nada. Un saludo a esos infantinos que piensan como yo. Y también aquellos que andan por los Estados Unidos, y por España. va por ustedes vecinos y amigos.